jueves, 17 de noviembre de 2011

GANADORES DEL CERTAMEN "SOLIDARIDAD EN LETRAS"

Presentamos una nueva apertura de curso: la alumna Maria del Carmen de 2º de ESO del IES Azahar ha sido la ganadora del X certamen "Solidaridad en Letras", en su categoría, con una preciosa historia titulada "La caja de recuerdos", que narra su experiencia como familiar de un enfermo de Alzheimer.
Nuestra alumna, junto con otros participantes de la provincia, asistió al acto de entrega de premios que estuvo presidido por el Consejero de Gobernación y Justicia, Francisco Menacho, quien estuvo acompañado de la delegada de Gobierno de Almería, María Isabel Requena y del delegado de Educación, Jorge Cara.

Este ha sido el cuento ganador en la categoría de primero y segundo de la ESO:

Esta es la historia de dos niños Jesús y María, a los que le encantaba ir a ver a su abuelo cada fin de semana. Su abuelo se llamaba Antonio y vivía en el campo. Una de sus aficiones era la caza y su gran ilusión era enseñar a su nieto el arte de ser un gran cazador.

-El buen cazador es el que sabe esperar a la presa y para eso hay que tener paciencia – decía Antonio – Con paciencia en la vida se consigue todo.

Jesús y María escuchaban atentos los consejos de su abuelo y las historias que él les contaba de cuando ellos eran pequeños y de cómo ayudaba a su madre a la hora de darles de comer, ya que Jesús, era un glotón y se lo comía todo pero María nunca quería comer y su abuelo Antonio se inventaba largas historias para que María, mientras las escuchaba atenta, se tomara toda la comida.

Un día Antonio fue al campo con sus nietos a enseñarles las madrigueras de los conejos, cuando volvían a casa se olvidó el camino de vuelta, teniendo sus nietos que indicarles por donde se volvía:

-¡Abuelo! – exclamó Jesús - ¡Que no es por ahí, que es por esta otra vereda!

Antonio haciéndose el despistado sonrió y continuó andando por donde decían sus nietos.

Cuando llegaba el fin de semana, el abuelo le gustaba ir a jugar con sus amigos a las cartas, pero no sin pasar antes a ver a sus nietos.

Ese día, estando Jesús y María jugando en la calle ven que su abuelo se equivoca de casa y toca al timbre de un vecino. Los niños extrañados lo llamaron:
-¡Abuelo! ¡que te has confundido de casa! , y él siempre con su sonrisa les dijo:
-Era par ver si os dabais cuenta.

Poco más tarde, Antonio ya estaba de vuelta a casa, Jesús y María continuaban jugando en la calle. Al llegar, el abuelo en lugar de besar a Jesús, besó a un amigo de éste creyendo que era su nieto. Jesús le dijo:

-Abuelo, ¿Qué haces? Que ese no soy yo
-El abuelo respondió
-Perdóname hijo, no me había dado cuenta.

Los dos hermanos al llegar a casa se lo cuentan a su madre, la cual, que ya había observado el raro comportamiento que últimamente tenía Antonio, decide llevarlo al médico.

Cuando la hija de Antonio llega a casa los niños le preguntan:

-Mamá ¿Qué le ha dicho el médico al abuelo?
-El abuelo tiene un enfermedad llamada Alzheimer – responde la madre.
-Y esa enfermedad con ese nombre tan extraño, ¿en qué consiste? ¿Qué le va a suceder al abuelo? ¿Se pondrá bien?- preguntan los niños con impaciencia.
-Es una enfermedad degenerativa del cerebro que produce la pérdida de memoria. Imaginad que el abuelo tiene una caja llena de recuerdos; pues esos recuerdos, a partir de ahora, irán muriendo poco a poco – les explicó su madre con tristeza.

María se queda un poco pensativa y dice a su madre:

-Mamá, no estés triste. Nosotros te ayudaremos a cuidar del abuelo y verás como todo será más fácil. ¡Ah! Y como dice el abuelo con paciencia todo se consigue.

El tiempo fue pasando y la enfermedad de Antonio avanzó con rapidez, pero los niños nunca se desesperaban ni se daban por vencidos a pesar de todo. Cada día iban a casa de su abuelo y lo entretenían con sus juegos e incluso los días que Antonio se negaba a comer tal y como él hacía con sus nietos cuando estos eran pequeños, y le iban recordando todas esas historias que su abuelo les contaba para que no las olvidase:

-Abuelo, ¿te acuerdas cuanto tú nos dabas de comer? Pues ahora te damos nosotros a ti – decía María a su abuelo el cuál asentía con la cabeza y sonreía.

Hoy, Antonio permanece en la cama y no conoce a sus nietos, no recuerda sus nombre, pero él les sigue sonriendo cuando ellos abren “la caja de recuerdos” que su abuelo guardó para ellos y que está llena de aquellas historias que Antonio les contaba desde que eran muy pequeños. Cuando dicen Jesús y María, de esta manera los recuerdos nunca mueren y aunque la enfermedad hace que Antonio pierda la memoria, los sentimientos siguen vivos en su corazón, en su mirada y en su sonrisa.

Este relato es un hecho real, hecho desde el corazón y espero que sirva para ayudar a otros niños a tener mucha paciencia con sus abuelos, porque en la vida con paciencia se consigue todo.